Costa Quebrada celebra el Día Mundial del Medio Ambiente con un territorio donde la biodiversidad, la geología y la sociedad caminan juntas
Cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha clave para recordar que la salud del planeta es también la salud de nuestras sociedades. En el Geoparque Mundial de la UNESCO Costa Quebrada, esta conexión se manifiesta de forma tangible en un territorio donde la geodiversidad, la biodiversidad y el tejido social no solo coexisten, sino que se entrelazan en una red de relaciones que configuran un patrimonio natural y cultural.
Un mosaico geológico que sustenta la vida
Costa Quebrada es un espacio donde los procesos geológicos han esculpido un litoral único en Europa. Un territorio de 345 km² de extraordinario valor geológico, ecológico y cultural. Compuesto por ocho municipios, este enclave ofrece un entorno privilegiado para observar procesos geológicos que datan de los últimos 120 millones de años.
Además de su valor natural, Costa Quebrada posee un notable patrimonio cultural, un legado histórico como antiguo asentamiento humano en el Paleolítico, en el que se han encontrado importantes manifestaciones de arte rupestre y herramientas prehistóricas, entre las que se incluyen pinturas y grabados magdalenienses. Entre sus tesoros culturales se encuentran también varias joyas declaradas Patrimonio Mundial de la UNESCO, como la Cueva de Altamira y el Camino de Santiago del Norte.
Además, en el geoparque se localizan hábitats de interés comunitario, como los acantilados marítimos con vegetación endémica o pastizales atlánticos, que acogen especies protegidas y endémicas. Así, la geología se convierte en un pilar invisible pero fundamental para la conservación de la biodiversidad.

El territorio como sistema vivo
El Geoparque no es solo un paisaje, es un sistema complejo donde las comunidades locales han moldeado el entorno durante siglos. La relación entre el ser humano y la geodiversidad ha dado lugar a formas de uso del territorio —como la ganadería extensiva o las prácticas agrícolas tradicionales— que mantienen un delicado equilibrio con la naturaleza. Esta interacción es un ejemplo de sostenibilidad que debe ser reconocida y protegida.
No obstante, el cambio climático, la urbanización descontrolada y la pérdida de biodiversidad amenazan ese equilibrio. En este contexto, la conservación de la geodiversidad y la biodiversidad no puede desvincularse del compromiso social que es proteger nuestro entorno, lo que implica también defender el conocimiento local, las prácticas sostenibles y la identidad territorial. En este sentido, desde nuestro Geoparque se trabaja en la educación ambiental con escolares y otros colectivos con el fin de conocer y conservar todo este legado patrimonial.

Educación ambiental: eje estratégico del Geoparque
Una de las misiones principales del Geoparque Mundial de la UNESCO Costa Quebrada es la educación ambiental. No se trata solo de transmitir conocimientos, sino de transformar actitudes y empoderar a la ciudadanía para actuar en favor del medio ambiente.
Cada año, el Geoparque organiza decenas de actividades educativas dirigidas a distintos públicos. Especialmente significativas son las jornadas con escolares, donde se fomenta la observación directa, el trabajo de campo y la comprensión de los procesos naturales a partir de experiencias significativas. La idea es clara: no se protege lo que no se conoce, ni se valora lo que no se entiende.
En colaboración con centros educativos, la universidad y entidades vinculadas con la ciencia, el Geoparque impulsa también acciones de divulgación científica que acercan la investigación al público general. Estas iniciativas contribuyen a construir una ciudadanía más crítica, informada y comprometida con los retos ambientales. De hecho, este año se ha configurado un Programa Divulgativo en el que se celebran mesas de debate, talleres y ponencias que tienen que ver con el conocimiento profundo del territorio.

Un compromiso con el presente y el futuro
El Día Mundial del Medio Ambiente nos recuerda que la conservación no es una opción, sino una necesidad. En Costa Quebrada, ese compromiso se concreta en un modelo de gestión que integra ciencia, educación, participación ciudadana y desarrollo sostenible. Un modelo donde la geología explica el pasado, pero también ilumina caminos hacia un futuro más resiliente.
Preservar este entorno es preservar una red de relaciones naturales y humanas que nos conecta con el origen de la Tierra y con el porvenir de las generaciones futuras.
